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Beso de Novia
Hay que ver la forma tan curiosa de funcionar de la mente. Si bien lees cientos de reportajes, de repente uno de ellos se queda grabado a fuego y te marca para siempre.
Así sucedió, cuando practicando uno de mis hobbies preferidos que es investigar el mundo del licor por hemerotecas regionales, tropecé con un reportaje de un periódico de Galicia “La Noche”.
Allá por el año 1955, al leer su demoledor título, cautivó mis sentidos y me hizo pensar lo mucho que han cambiado las cosas en este mundo de las bebidas espirituosas. Me hubiera encantado vivir esa época dorada del mundo del licor que, por supuesto ya estaba en gran decadencia cuando yo nací. Me gustaría o al menos intentaré, poner mi granito de arena para que, por que no decirlo con gran optimismo, volvamos a encumbrarlo.
Romanticismo embotellado
Así se titulaba ese gran reportaje de Evaristo Acevedo en el que hacía alusión a “los fabricantes de licores”, profesión que parece alejada de las grandes pasiones amorosas. Pues nadie se imagina a Romeo embotellando sidra o a don Juan Tenorio repartiendo ginebra a domicilio. Empiezan a mezclar el alcohol con un romanticismo siglo XIX, dando a las bebidas unos nombres que no se lo salta don Gustavo Adolfo Bécquer.
Estos pasados días de las fiestas navideñas se anunciaban con denuedo licores y turrones, utilizando las páginas de los periódicos o empleando carteles pegados por las esquinas, ya que las fiestas siempre terminan por manifestarse, igual que el bicarbonato, trabajando el estómago de los ciudadanos.
En la cabeza de la propaganda mural callejera va a un licor. Su nombre es éste: licor “Beso de novia”. Cuando uno bebe para olvidar y porque tiene sed y pide una de esas bebidas, no tiene motivo alguno para sonrojarse. Recuerda ingestas frente a los turcos o frente a los toros. Simbolizan figuras que ya entraron por la puerta grande en las mejores páginas de la historia.
Pero, si nos instalamos en la barra de un bar y a la pregunta del camarero: “¿Qué va a tomar el señor?”. Recibe por respuesta: “Una copa de “Beso de Novia”. Es difícil que el señor, si es de verdad un señor, pueda decirlo sin ponerse colorado…
Precioso ¿verdad?

Alfonso Belmonte
Este reportaje lo leí en el año 2019 y como podéis imaginar, sentí un escalofrío por mi cuerpo, un cosquilleo que me recorría de los pies a la cabeza al pensar que ese licor tan maravilloso y popular que de niño ya embotellaba junto a mi abuelo y a mi padre, y que Evaristo había utilizado en una columna en su periódico, aún seguía existiendo gracias a la pasión, dedicación, esfuerzo, tenacidad, constancia, herencia, secreto y romanticismo que la familia Belmonte mantiene aún viva en este maravilloso mundo del licor.
Durante un tiempo voy a estar escribiendo en este Blog de Spanish Liquors sobre el mundo del licor desde la perspectiva de una destilería hablando de sus secretos, diferentes formas de elaboración, cultura y tipos.
He querido empezar haciendo alusión a la niña de mis ojos, al licor “Beso de Novia”. No solamente porque representa a una destilería familiar y centenaria que, de forma artesanal elabora este licor a través de la maceración tradicional de frutas y hierbas con un final gustativo acaramelado y explosivo de sabores conforme impregna nuestra garganta; sino que además, es el estandarte de una época dorada, un siglo XIX, donde los parroquianos no pedían los licores por lo que son, como pasa ahora, sino por esas palabras románticas dejándose llevar por sus emociones en cada trago.
Bienvenidos al “Romanticismo embotellado” 😉

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